martes, 2 de noviembre de 2010

Aprende cómo decir lo que quieres sin herir sus sentimientos



Por Macarena Larco D.


En el sexo no solo se trata de dar sino, también, recibir. Pero, con frecuencia, lo que sucede es que aun siendo bueno, no es lo que realmente nos gustaría recibir en ese momento. En ese momento es cuando nos toca pedir. Pero el problema es que no siempre sabemos cómo hacerlo sin herir sentimientos.

Es importante tener claro que los seres humanos no somos adivinos; y los hombres no son una excepción. Por eso, resulta muy poco productivo esperar que ellos adivinen lo que su pareja espera de ellos.


El cerebro de una mujer parece mucho más capacitado para establecer una imagen espectacular de los sentimientos del otro; lo que las lleva a ´adivinar´ -realmente a sentir- con relativa facilidad lo que  a los demás les pasa por la cabeza. 



No obstante, el cerebro de los hombres está estructurado de otra manera. Tiene otras capacidades, pero ésa no se encuentra entre ellas. Por eso, hay que ponérselo fácil, a pesar de que a muchas mujeres les dé rabia o se sientan avergonzadas por este motivo. No hay que perder el tiempo en pensar en si eso es correcto o no, o si ellos ya deberían saberlo. Mientras te preguntas este tipo de cosas, se pasa el tiempo y al final  te encontrarás sin nada. 


Mujeres y hombres a la hora de pedir


A la hora de pedir, los hombres no suelen tener este tipo de problemas. Ellos suelen ser más directos y no entienden de caminos tortuosos cuando hay una nítida línea recta que les dirige a su objetivo. Si quieren algo, ellos simplemente lo piden.


Pero a las mujeres por el contrario, les cuesta mucho ser así de directas. Y, algunas, al intentar vencer ese obstáculo, fuerzan las cosas hasta el extremo de pasarse; y en vez de ser directas resultan ser bruscas, lo que muchas veces termina por molestar a su pareja. Sin términos medios. Pero otras quedan paralizadas intentando resolver, antes, dos interrogantes: ¿cómo pedirlo sin que les dé vergüenza? Y, ¿cómo hacerlo de forma sugerente sin tener que decirlo de forma expresa? Son dos problemas de difícil solución. 

Conversación previa

Si algo intimida -por ejemplo, pedirle a él que te haga sexo oral- no resultará fácil vencerlo en el preciso momento que se necesita; entonces la solución es que hay que conseguirlo antes. Por eso, suele afirmarse que el diálogo es el motor de una relación abierta y espontánea. Es mejor tenerlo hablado antes, lo que te gusta y lo que no; lo que te gustaría probar y lo que no; lo que aceptarías hacer o que te hicieran y lo que no; las circunstancias que intentarías vencer y las que no. 

Una vez que todo eso está hablado, en el momento que se necesita, bastará un gesto para que él entienda. Incluso, gestos previamente acordados serán más que suficientes. 





No hay comentarios:

Publicar un comentario